miércoles, 11 de abril de 2012

Rumbo a la derrota por Javier Solórzano

El verdadero arranque de la campaña presidencial empieza el lunes. Las semanas anteriores, posteriores a ese híbrido llamado intercampañas, han servido para que los candidatos estiren las piernas y se suban al ring para darse sus rounds de sombra. Si alguien debió aprender algo estos días es Josefina Vázquez  Mota. Si no se ha dado cuenta de sus tropiezos y la falta de coordinación en su campaña va estar más perdida de lo que se ve.

El incidente del jueves pasado en un pequeño restaurante en Tres Marías pudo ser evitado fácilmente. No es posible que no se haya enviado una avanzada que se hubiera adelantado para crear las condiciones favorables para la llegada de Josefina junto con la parafernalia que por lo general acompaña a los candidatos, trátese de quien se trate. Han querido en su desigual equipo minimizar lo ocurrido; SIN EMBARGO, si bien no es para tanto, el problema no es sólo que se hayan visto afectados un grupos de ciudadanos, es el caos que se ve desde fuera y dentro.

Josefina tiene que ser candidata y dejar a un lado su actitud de personaje “buena onda”. No le puede caer bien a todos y para avanzar debe dar un golpe en la mesa y no sólo cambiar o reestructurar su equipo de campaña. No basta con los muy anunciados cambios, tiene que dirigir ella misma la campaña como lo están haciendo sus adversarios, incluyendo a Quadri. Tiene que ponerse seria políticamente, no sonreír de todo como si esto fuera una especie de pasaporte hacia los votos. El hecho que entre la insidia y la especulación, de la mano de los “dolidos” y derrotados, se ande jugueteado con la idea de su reemplazo es el peor de los signos que puede tener su campaña.

Se ve contracorriente el futuro porque si bien estos días los ciudadanos pudiera ser que no nos hemos podido dar realmente cuenta a quienes tenemos enfrente, la ventaja de entre 15 y 20 puntos es muy amplia a lo que se suma que el PRI tiene un aparato que en las elecciones presidenciales de hace 6 años no tenía el PRD, en los tiempos en que López  Obrador iba adelante de Calderón. El escenario se está acomodando para que Peña Nieto nade de pechito, dicho de otra manera, no arriesga y está en el confort electoral  mientras el tiempo pasa.

Si Josefina no da un golpe importante, atractivo y llamativo para los ciudadanos en los próximos días, difícilmente va a ganar. El cambio en su equipo es un asunto de grillas internas y de “círculo rojo” y a la mayoría de los ciudadanos termina por darles lo mismo, lo que el votante quiere ver es otra cosa y no si está uno por otro. Buena parte de la población ya tiene la definición de su voto, la clave está en los indecisos. ¿Cómo se llega a la definición? Son muchos los factores, pero está demostrado que las emociones; los beneficios que puede obtener el ciudadano con uno u otro candidato; el estado de ánimo el día de la elección; las historias personales; las historias con los gobiernos; y las actitudes e imagen de los candidatos determina el voto. A esto sumémosle las militancias partidarias que como bien se sabe tienen su dosis de irracionalidad.
 
Suponemos que en Los Pinos empiezan a percibir que Josefina está marcadamente más cerca de la derrota que de la victoria. Si la verdadera campaña empieza el lunes habrá que ver cómo regresó después de su turbulenta santa semana. Vázquez Mota está pagando su desigual inicio de campaña junto con una mala marca que trae, nos referimos al PAN y al gobierno. Parte de sus spots y discursos hacen referencia a que es “diferente”. La pregunta es qué quiere decir “diferente”. El único referente que tenemos es el gobierno panista.

Está metida en un problema mayor y va contracorriente. Su ventaja, a pesar de todo, es que todavía hay tiempo, pero es evidente que si no da un golpe pronto que le permita reposicionarse, más vale que piense desde ya qué va a hacer después del primero de julio porque por lo menos hoy su rumbo es la derrota.

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